Cada
día al despertar da gracias a Dios por otro día más de vida, por la oportunidad
de ver un día más a tus seres queridos, por la dicha de estar entre los que
respiran. En la vida se viven momentos buenos y malos que de una forma u otra
traen consigo una nueva enseñanza para el futuro.
Al
nacer, llegamos al mundo desnudos, y con el tiempo vamos adquiriendo ropa que
cubren nuestro cuerpo, y de igual forma, todo lo demás.
Es
importante tener siempre presente que no importa si tienes mucho dinero, bienes
materiales e inmuebles o varias propiedades, lo importante es lo de adentro, lo
que cultivas con los demás, la solidaridad que exista en ti con los que te
rodean, y la capacidad para poder ayudar a otros con aquello que Dios te
regaló.
Todo
en cuanto tenemos y poseemos se queda en esta Tierra, sin embargo las buenas
obras, el buen trato a los demás, el respeto a los que te rodean y la
generosidad para con los más necesitados es lo que cuenta. Dios dijo: ¨Has el
bien y no mires a quien¨…
Cuando
hagas algo hazlo siempre con amor y entrega, y sobre todo porque así lo
sientes, no por complacer a los demás o para que te vean o los demás lo
reconozcan, si es así mejor no lo hagas.
Recuerda que el se enaltece será
humillado y el se humilla será enaltecido.
Nunca
te aferres a nada ni a nadie en esta vida, porque los momentos van y vienen, el
dinero llega y se gasta, y nada de lo material que te pertenece lo llevarás
contigo cuando partas al cielo, lo único que te acompañará y los demás
recordarán de ti, serán las cosas buenas que existe y cultivas aquí en la
Tierra durante estuviste con vida.
No te aferres, aprende a fluir.
No te aferres, aprende a fluir.
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