Que paradójica es la vida, el 31 de diciembre de 2019 le decíamos al nuevo año que nos sorprendiera, ¡y vaya sorpresa de que manera nos ha marcado el 2020!.
Durante los dos primeros meses
todo iba viento en popa, lucía que era el año de muchas cosas buenas, de aprender
nuevos proyectos, de los viajes, los cambios, de hacer posible todo lo que nuestra
cabeza pudiera imaginarse; pero los planes de Dios eran distintos a los
nuestros, tuvo que llegar un virus silente que nos arrebató todo en segundos,
el Covid-19.
Esta enfermedad originada en Wuhan,
China, nos alejó de nuestros seres queridos, de los momentos de calidad que dan
sentido a nuestra existencia, nos sacó de la rutina diaria en la que vivíamos
sumergidos, pero sobre todo nos ha dejado múltiples enseñanzas.
Esta pandemia que ha cobrado la
vida de millones de personas, unos muy cercanos, otros conocidos. Nos ha
aterrizado, enseñándonos que no importa el estatus social o económico, raza o
religión, lo realmente importante es saber vivir la vida.
Hemos tenido que hacer de la
tecnología nuestro aliado perfecto para cumplir con los compromisos laborales y
las videollamadas la comunicación segura para saber de los nuestros, nuestros
hogares han sido el mejor refugio y las mascarillas el mejor atuendo.
Muchas cosas pasaron a un segundo
plano, como la estética, por ejemplo, el Covid-19 nos enseñó apreciar la
verdadera belleza, la natural. Y que decir de los momentos de ocio y recreación
durante meses, las salidas a la playa, el cine, las discotecas, los
restaurantes, quedaron totalmente cancelados, el afecto humano estaba
totalmente prohibido a fin de cuidarnos y cuidar de los nuestros. Hicimos de la
covidianidad un estilo de vida.
Nuestros ojos han mirado la vida
desde otra perspectiva después del coronavirus, nos obligó a ver hacia dentro y
reflexionar. Hemos practicado más la solidaridad y la empatía, valoramos el
tener salud como nuestro tesoro más preciado, la vida nos ha moldeado de mil maneras.
Casi finaliza el año, estamos
volviendo paulatinamente a la nueva normalidad, esa en donde los protocolos de
higiene y prevención serán nuestros acompañantes por mucho tiempo. Aprendemos a
vivir con el Covid-19 y nos adaptamos en el camino. Definitivamente no estamos listos para esta pandemia, pero de lo
que sí estoy segura es que el mundo no será el mismo después de ella.
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